"La vitalidad se revela no solamente en la capacidad de persistir sino en la de volver a empezar". Francis Scott Fitzgerald.

OPINIÓN

martes, 21 de mayo de 2013

ELECCIONES


Diego Mariño
@DiegoversionTw
A casi un mes del día de las elecciones y el comienzo de un gobierno de solo dos años y medio, Casanare votará por un nombre elegido por una minoría.

Fuera de los nuevos candidatos inscritos, las elecciones atípicas en Casanare, presentan menos motivaciones y novedades en cuanto a propuestas políticas y resultados se refiere.  La baraja de 5 nombres que buscará legitimar un potencial electoral que según la registraduría nacional supera los 200.000 electores seguramente será derrotada por la abstención, mientras que iniciativas como el voto en blanco que en las pasadas elecciones sobrepasó  más de 6.000 votos,  no tendrán mayor fuerza producto de la inexistencia de un grupo promotor organizado.
De esta forma el próximo 16 de junio los Casanareños votarán sobre la inexistencia de un debate  público que logre generar acuerdos sobre el  modelo de gobierno necesario que pueda sacar al departamento de la crisis de gobernabilidad administrativa y pueda hacer frente a las secuelas de  políticas nacionales como el crecimiento de la agroindustruia y la locomotora minero energética.
Sobre las últimas “movidas” políticas vale la pena decir que salieron a flote dos temas comunes, primero: La crisis de los partidos, producto de un debilitamiento del sistema partidista local y nacional, su precariedad ideológica y  la imposibilidad de construcción colectiva y democrática de una plataforma representada en un programa de gobierno. Segundo: Las “alianzas” entre partidos y líderes de uno y otro lado  están argumentadas primero sobre la lógica electoral de derrotar al adversario, dejando de lado los argumentos de un acuerdo programático a corto, mediano y largo plazo. El resultado, la opinión pública que termina respaldando estas iniciativas se apoya en la tesis del mal menor.
Sobre el voto de estómago cabe decir que aumentará su valor, mientras que el llamado voto negociado tendrá dificultades producto de la desarticulación de los grupos que participaron de las pasadas elecciones, los cuales se conformaron por candidaturas regularmente partidistas que iban desde los concejos hasta la gobernación. Hoy todos son únicos líderes y sus apoyos representan compromisos tácitos en los cargos y proyectos en curso de la gobernación, mientras que gane quien gane tendrá  que sortear la aprobación o desaprobación de un plan de desarrollo y presupuesto en el contexto de una asamblea sin respaldo popular y con mayorías internas conformadas bajo los acuerdos particulares de gobernabilidad del pasado mandatario.
Una opción alternativa con posibilidades reales de ganar y que se tomara seriamente la tarea de construir un proyecto de gobierno a lo sumo, no pasó de iniciativas improvisadas.El otorgamiento del aval al único partido de oposición de la llamada unidad nacional, no contó con la cohesión de las directivas locales y por otra parte su candidato, un intelectual recién llegado del extranjero, no logró convencer a los miembros del movimiento social que en los últimos años han venido llevando a cabo hechos políticos medianamente exitosos.
Finalmente sobre los candidatos, el más publicitado realiza una estrategia de campaña  bajo la sombra carismática del destituido gobernador para intentar captar su electorado, en especial el de los estratos más bajos. El voto de la clase media y parte de esos estratos bajos crece en la alianza del tercero y cuarto de las elecciones pasadas, mientras que el ex gobernador y último líder del contexto político de los 80s y 90s intenta sostener su campaña bajo  una estrategia de alianzas fallida y  un discurso político que no logra calar en una población que mayoritariamente olvidó su paso por la gobernación.
A casi un mes del día de las elecciones y el comienzo de un gobierno de solo dos años y medio, Casanare votará por un nombre elegido por una minoría.