Columnista invitado:
Ricardo Andrés Bello Gómez
Graduado del colegio ITEY de Yopal, Ingeniero Químico de la Universidad Nacional de Colombia y Especialista en Economía de la Escuela Colombiana de Ingeniería.
"Trabajo como ingeniero, pero no pienso como uno, y siempre me he debatido entre el cariño por los números y la ciencia y la vocación por la cosa pública.”
@ricardoabello
Si se quisiera
hacer un compendio de la historia de la Orinoquía colombiana de los últimos 30
años es ineludible dedicarle un extenso capítulo al impacto que ha tenido, a
todo nivel, la explotación petrolera: desarrollos en infraestructura, fuertes
movimientos migratorios, enfermedad holandesa, burbujas inmobiliarias, el
renovado interés de los grupos armados ilegales (estos y aquellos) por el poder
concentrado en las gobernaciones y alcaldías; en general, cómo la extracción en
Caño Limón, Cusiana, Cupiagua y Rubiales (por mencionar los nombres más
icónicos) le cambió la vida, para bien y/o para mal, a quienes habitan el
Llano.
Luego habría que
hacer una reflexión crítica para concluir que se habría podido hacer mucho más
con la marejada de recursos provenientes de las regalías durante esos años;
porque a pesar de tener grandes avances en la cobertura en educación, salud y
saneamiento (sin olvidar que Yopal hoy no tiene agua potable, pero esa es otra
historia) o de valorar el aporte de la Vía Marginal de la Selva (Troncal del
Llano), no deja uno de pensar lo que Arauca, Casanare y Meta tendrían en vez de
piscinas con olas, velódromos plagados de vegetación o fastuosas fiestas
populares envidiadas por las grandes ciudades del país. Por supuesto que
durante mi infancia en Arauca en los 90, fueron muchos los fines de semana disfrutando
de la novedosa piscina con olas; pero
seguro no seré el único para quien este famoso balneario pasó a convertirse en
uno de los íconos de la falta de eficiencia administrativa y buen gobierno en
las zonas petroleras de la Orinoquía.
Por eso cuando
la clase dirigente del Llano se rasga las vestiduras por el cambio en el manejo
de las regalías, es necesario recordarles que gracias a ellos, le dimos al
centralismo todos los argumentos y las oportunidades para demostrar nuestra
incapacidad de manejar eficientemente nuestros recursos. Y con el nuevo esquema
del Sistema General de Regalías, seguimos por el mismo camino, cuando se
observa que en la sana competencia de 2012 por el 10% de los recursos dedicados
a Ciencia, Tecnología e Innovación, Arauca y Casanare brillaron por su
ausencia, al no presentar ni un solo proyecto propio y teniendo que plegarse a
proyectos presentados por otros departamentos para acceder a algunos recursos (http://www.colciencias.gov.co/blog/regal-para-la-cienciatecnolog-e-innovaci-n).
La historia del desarrollo
de nuestra región seguirá siendo la misma, seguirá siendo un camino andado a
paso lento y lleno de escándalos, mientras quienes nos conducen como sociedad
sigan siendo los mismos y mientras no surjan nuevos liderazgos con la
preparación y la vocación necesaria para el servicio público; mientras sigamos
eligiendo igual, deslumbrados por la estrategia de “pan y circo” o mejor, de
fiestas populares y piscinas con olas.